Monday, July 18, 2005

Alô alô Realengo


Después de despertar tarde, de dormir temprano, de no llegar a ningún lugar a tiempo, de fumar habano disfrazado de Hemingway en latitudes simétricas y regularizadas por una globalización que llega aunque no se quiera, descubro nombres alternativos para lugares particulares. Mientras en tierras norestenses de ese noreste del que nunca podré desvincularme, Monsieur A. Cuesta recibe galardones merecidos si no por su perseverancia (aunque sí, también por eso), tal vez por su calidad literaria, que cuestiono honorablemente y sonriéndole desde este lejano disfraz de cosmopolita alla Silviano Santiago, que me hace sentir más en contacto con las raíces lusófonas que con las que estoy acompañando mis platos fuertes y recordar el brindis con cachaça que le proferí cuando me enteré que el tequila aquí es tan caro, aunque eso y más merecerá el entrañable Seu Cuesta. Aunque ahora no esté en condiciones de continuar el elogio porque me espera el relogio con seu tique-taque chingaquedito y Jaime Roos con su voz-a-no-va y su te acuerdas de Colonia del Sacramento en motocicleta y esa vista del city desde el faro, a 40 grados aquel marzo antes del golpe, de ese golpe que le dieron a dlRua en la cabeza, el también conocido 12-20. ¡Salud, mi Rafa!