Friday, August 19, 2005

la novela de adulterio del siglo XXI


Hoy, agosto de 2005, delcaro: el adulterio tratado en forma seria deja de ser materia novelable.
¿Qué interés puede tener para un lector texto (como éste) sobre adulterio en el siglo XXI? ¿Un conflicto moral, en que el individuo se debate entre hacer lo correcto o faltar a sus creencias y las de toda la vecindad en que vivimos, evitando así ser la comidilla del pueblo hasta que a algún borracho se le ocurra atropellar a una niña inocente y se olviden de los adúlteros (o mejor dicho, de la adúltera, porque el hombre es "un cabrón", y de ahí no pasa)? ¿Pero cuál moral, si en la que se enseña ahora los únicos adúlteros son los que venden alcohol metílico llamándolo mezcal? Y los pocos que practican esa antigua moral venida a menos son los nostálgicos, y por aquello de que tiempos pasados siempre fueron mejores. Llegados a este punto, observo dos posibles soluciones: o volvemos a la moral y las buenas costumbres de antaño, donde no sólo el adulterio, sino el vestido corto y la cabeza descubierta eran estigmatizados socialmente, para que las novelas puedan ser relativamente cortas, y se pueda criticar a gusto en pocas líneas a la sociedad, o volveremos a los ladrillos de 1500 páginas en las que se presenta un mundo completo, se describe todo un código social (y moral, trascendental, ambiental y todo lo que termina en al, inlcuso bozal, animal, frontal, lateral, parietal y occipital) y se rompe ese código, para que venga un conflicto moral, culpa y un trágico final que haga llorar "a mujeres y sietemesinos", como dijo, o más bien escribió, nuestro cabezoncísimo y admiradísimo colega Clarín hace más de un siglo.
Y bueno, siempre queda la tercera vía: vámonos a tomar unas cervezas, que hace un calor de cocinar pollos, y eso sí sería un crimen, sobre todo si los engordaron con esteroides. Me quedo con esa reflexión avícola que a pollo a huevo, o que a huevo a pollo, dependiendo del desenlace del conflicto del huevo y la gallina, que probablemente mi tío Oscar ya resolvió y yo sin enterarme.