Sunday, March 26, 2006

Cuando se pone el sol




















El Obelisco (Foto: Leo Palacios)


Acabo de darme cuenta que es hora de acostarme. El sol calientito (o "sol solecito", como dicen algunos enterados), se ha ido a acostar hace rato, y yo aquí, muriéndome con este frío de sol a ción, y de san grándome.
El sol me hace una seña con la mano, para que lo acompañe. Parece que tiene ganas de una, cómo llamarla, aventura nocturna, de esas que tanto se nos antojan cuando estamos juntos. Y no puedo dejar solo al sol. El sol solía salir solo, pero ahora mejor se queda en casa, y por mi negligencia, termina saliendo tardísimo y casi siempre jalado de los cabellos porque se nos hace tarde. Pero esta noche, ya se fue a acostar. Y me llamó desde la recámara. Tanta insistencia, qué extraño. Normalmente a esta hora ya está en el quinto sueño. Por eso digo a los enterados que se vayan enterando de una vez: esta noche, al menos, es "Sol Calientito", y yo ya me voy a acostar, porque nos espera una larga, larga, noche de pasiones desmedidas.
Sólo cuando despierto, y mi Sol Solecito me llama, con la modorra en la voz y el café apenas preparándose del otro lado del teléfono, para ver cómo sigo, me doy cuenta que estas fantasías no dejan dividendos.